MARIA LA VERDADERA MADRE DE JESÚS

En la generación de Cristo, el principio activo fue el Espíritu Santo, que suplió el principio humano y paterno en su labor de fecundación y determinación de la materia. Pero esta materia fue suministrada por la Virgen María. Concibe a Cristo, lo lleva en su seno, lo da a luz, lo alimenta, lo cuida y educa, etc. En la maternidad virginal de María que la hace madre de Jesús, está el acontecimiento central de su vida y su misión. Por Él, queda asociada al misterio de la salvación; y por Ella los hombres de todos los tiempos la llaman BIENAVENTURADA porque el Mesías, no es un cualquiera. Estar vinculada a Él, como madre, significa estar vinculada a una vida y misión, por excelencia llenas de gracia, a las cuales María ha sido llamada por un privilegio singular. María es por todo esto, la más admirable maravilla de Dios. Por ello los católicos del mundo le tributamos un culto de veneración muy especial y por su cercanía al Señor le pedimos que ruegue por nosotros. En este mes de Diciembre celebramos varias fiestas de la Virgen: su Inmaculada Concepción, sus apariciones en tierra mexicana y el gran misterio del nacimiento de Cristo del que María es parte importante. Que estas fechas sean una ocasión para meditar en la parte importante que tiene la Virgen María en el plan de la salvación y para aumentar nuestra fe y devoción en Ella, porque es fortaleza en nuestra lucha, Madre de la verdad, horizonte de justicia, estrella de la esperanza y causa de nuestra alegría. SANTA MARIA RUEGA POR NOSOTROS, LOS PECADORES QUE NOS PONEMOS EN TUS BENDITAS MANOS. Somos tus hijos adoptivos y tenemos el gran honor de vivir bajo tu protección; aunque seamos grandes pecadores. Te ofrecemos nuestro corazón, manchado por nuestros pecados, pero embellecido con la sangre de tu DIVINO HIJO derramada en la cruz su trono de gloria. Ayúdanos a tener una verdadera enmienda de nuestra vida. Porque los mexicanos llenos de fe y confianza; humildes y arrepentidos, te alabamos y pedimos tu protección. Porque queremos verte y amarte en el cielo, donde conoceremos mejor los excesos de tu maternal misericordia para salvarnos, como le dijiste a Juan Diego, nuestro humilde representante. Confiados en tu maternal amor, te pedimos por nuestra patria, tan llena de problemas. Por las familias  para que haya un verdadero amor cristiano, comprensivo y servicial, que siempre perdone y que siempre vivan en unión con Dios, para poder llegar un día a la Casa del Padre, donde tú, estas sentada a su derecha. ¡Reina y Madre de los Mexicanos! Nos alegramos por haber sido exaltada sobre los coros de los ángeles y coronada por el mismo Cristo Rey, como Reina de Cielos y tierra. Pero sigue siendo la virgen humilde y la madre piadosa para con sus hijos. Y en su nombre seguiremos luchando contra Lucifer. ¡Arriba y adelante!